El “Perucetus colossus” pudo pesar entre 85 a 340 toneladas, indica una publicación de la revista Nature.
El animal más pesado de la historia habitó en el Perú, indica una nueva publicación en la revista Nature.
Los fósiles del “Perucetus colossus” o “coloso cetáceo del Perú” marcan un cambio, ya que se consideraba a la ballena azul (Balaenoptera musculus) como el animal más pesado que jamás haya existido.
El “Perucetus colossus” habitó el mar de Ica, actualmente desierto, hace unos 39 millones de años y podía pesar entre 85 a 340 toneladas, superando las 200 toneladas que pueden alcanzar las ballenas azules.
Se estima que el “Perucetus colossus” alcanzó unos 20 metros de longitud.
Científicos encontraron fósiles del “Perucetus colossus”, que habría alcanzado, en ese espécimen, un peso de 199 toneladas. 13 vértebras, 4 costillas y un pedazo de pelvis han sorprendido por su densidad con los huesos “que parecían inflados”, producto de la evolución para poder sumergirse.
Si bien las ballenas desarrollaron la habilidad de vaciar completamente sus pulmones para sumergirse para llegar al fondo del mar, esta especie lograba sumergirse con aire en sus pulmones gracias a su enorme peso, indica el coautor del estudio, el paleontólogo de la Universidad Cayetano Heredia, Rodolfo Salas-Gismoni.
“Este es nuestro regalo de Fiestas Patrias para el Perú, por eso decidimos llamarlo Perucetus colossus”, contó a Andina el investigador peruano Aldo Benites-Palomino, de la Universidad de Zúrich (Suiza) y el Museo de Historia Natural (MHN) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Descubrimiento con un camino interesante y con preguntas pendientes
Andina indica que el paleontólogo peruano Mario Urbina encontró estos fósiles en el desierto de Ica en 2013, pero el descubrimiento sorprendió a la comunidad científica que en un inicio no creía que eran huesos.
“Mario (Urbina) descubrió el fósil, pero nadie creía que era un fósil. Nos mostró pedazos de las vértebras, que son durísimas, parecen rocas con muchas láminas adentro. Era imposible pensar que un vertebrado tuviera este tipo de anatomía”, contó Benites-Palomino.
Tras un par de años, se pudo comprobar que eran efectivamente huesos. Por el momento se desconoce el paradero del resto de los huesos, con excavaciones en proceso para encontrarlos en las cercanías.
Recolectar los fósiles requirió gran esfuerzo de Urbina, ya que cada vértebra pesa alrededor de 150 kilos, con una gran cantidad de expediciones.
Si bien las primeras vértebras se podían ver en la superficie del desierto, otras estaban enterradas dentro de un cerro, por lo que se tuvo que usar martillos para romper el concreto que las albergaba.
Debido a que no se han encontrado el cráneo ni los dientes del “Perucetus colossus”, no se ha podido determinar de qué se alimentaba, aunque se cree que consumía los animales en el fondo del mar como crustáceos, moluscos y peces.
“Ahora, es uno de los animales más enigmáticos. Sabemos que es un cetáceo, pero no sabemos qué comía; sabemos que vivía cerca del fondo marino, pero no sabemos cómo era su forma de vida porque nunca se ha encontrado un animal que haya aumentado su masa ósea en ese nivel”, indicó Salas-Gismondi sobre el “Perucetus colossus”.
El descubrimiento del "Perucetus colossus" ya ha dado la vuelta al mundo y ha sido replicado en medios de diversos países.
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