Las siguientes sugerencias pueden contribuir a que ayude a sus alumnos a prestar atención:
Haga que el material de la lección sea relevante para sus alumnos. Ayude a sus alumnos a reconocer que ese material se aplica a su vida personal. Si no alcanzasen a ver que dicho material se relaciona con ellos, es probable que no demuestren interés ni presten atención.
Varíe el tono de su voz al enseñar. ¿Habla quizás demasiado lento, demasiado rápido, con demasiada suavidad o muy fuerte? ¿Emplea siempre el mismo tono de voz y con muy poca inflexión? ¿Habla con suficiente claridad? ¿Demuestra entusiasmo por lo que enseña? La forma en que usted emplee su voz puede influir en el nivel de atención de las personas a quienes enseña.
Mantenga contacto visual con la persona. Emplee el contacto visual como un método para atraer a sus alumnos a la lección. Al hacerlo, concentrará su atención en aquellos a quienes enseña y no en el material de la lección. El hacer contacto visual mientras escucha los comentarios y las preguntas de los miembros de la clase les indicará que está interesado en lo que desean decir. Tenga cuidado de no dejar que sus ojos se paseen por todo el salón mientras habla. Disponga las sillas de la sala de manera que pueda ver el rostro de cada persona y que al mismo tiempo cada persona pueda ver su rostro. Los niños pequeños le prestarán mayor atención si se sienta cerca de ellos y les habla al nivel de los ojos.
Emplee movimientos. Trate de moverse por el salón a medida que enseña, pero no camine nerviosamente de un lado a otro. El acercarse a los alumnos cuando se les hace alguna pregunta les demostrará su interés y fomentará su participación. Algunos movimientos apropiados de las manos y los brazos pueden ayudarle a recalcar un determinado punto de la lección. Muévase con naturalidad y conforme a su personalidad. Si sus movimientos fuesen estudiados, simulados o exagerados, ello podría distraer a los miembros de la clase y hacer que pierdan interés en la lección.
Dé variedad al ritmo de la lección. El ritmo con que cubra la lección puede influir en el grado de atención de sus alumnos. Si la lección se desarrolla con demasiada rapidez, los alumnos podrían llegar a confundirse. Si cubre la lección con demasiada lentitud, podrían perder el interés. Algunas partes de la lección pueden parecer alargarse o atascarse debido a los análisis o a los relatos. Algunos materiales quizás resulten ser importantes pero de menor relevancia que otros materiales para las personas a las que enseña. En tal caso, debe presentar dichos materiales con cierta rapidez a fin de proseguir con los puntos fundamentales de la lección.
Emplee una variedad de métodos didácticos. Diferentes métodos de enseñanza pueden ayudarle a variar el ritmo de una lección, concentrar la atención de los alumnos al principio de la clase, recuperar su atención durante la lección o hacer una transición de una parte a otra de la lección. Por ejemplo, los análisis en grupos pequeños pueden envolver instantáneamente a los que parecen estar perdiendo el interés y la concentración.
Haga que el material de la lección sea relevante para sus alumnos. Ayude a sus alumnos a reconocer que ese material se aplica a su vida personal. Si no alcanzasen a ver que dicho material se relaciona con ellos, es probable que no demuestren interés ni presten atención.
Varíe el tono de su voz al enseñar. ¿Habla quizás demasiado lento, demasiado rápido, con demasiada suavidad o muy fuerte? ¿Emplea siempre el mismo tono de voz y con muy poca inflexión? ¿Habla con suficiente claridad? ¿Demuestra entusiasmo por lo que enseña? La forma en que usted emplee su voz puede influir en el nivel de atención de las personas a quienes enseña.
Mantenga contacto visual con la persona. Emplee el contacto visual como un método para atraer a sus alumnos a la lección. Al hacerlo, concentrará su atención en aquellos a quienes enseña y no en el material de la lección. El hacer contacto visual mientras escucha los comentarios y las preguntas de los miembros de la clase les indicará que está interesado en lo que desean decir. Tenga cuidado de no dejar que sus ojos se paseen por todo el salón mientras habla. Disponga las sillas de la sala de manera que pueda ver el rostro de cada persona y que al mismo tiempo cada persona pueda ver su rostro. Los niños pequeños le prestarán mayor atención si se sienta cerca de ellos y les habla al nivel de los ojos.
Emplee movimientos. Trate de moverse por el salón a medida que enseña, pero no camine nerviosamente de un lado a otro. El acercarse a los alumnos cuando se les hace alguna pregunta les demostrará su interés y fomentará su participación. Algunos movimientos apropiados de las manos y los brazos pueden ayudarle a recalcar un determinado punto de la lección. Muévase con naturalidad y conforme a su personalidad. Si sus movimientos fuesen estudiados, simulados o exagerados, ello podría distraer a los miembros de la clase y hacer que pierdan interés en la lección.
Dé variedad al ritmo de la lección. El ritmo con que cubra la lección puede influir en el grado de atención de sus alumnos. Si la lección se desarrolla con demasiada rapidez, los alumnos podrían llegar a confundirse. Si cubre la lección con demasiada lentitud, podrían perder el interés. Algunas partes de la lección pueden parecer alargarse o atascarse debido a los análisis o a los relatos. Algunos materiales quizás resulten ser importantes pero de menor relevancia que otros materiales para las personas a las que enseña. En tal caso, debe presentar dichos materiales con cierta rapidez a fin de proseguir con los puntos fundamentales de la lección.
Emplee una variedad de métodos didácticos. Diferentes métodos de enseñanza pueden ayudarle a variar el ritmo de una lección, concentrar la atención de los alumnos al principio de la clase, recuperar su atención durante la lección o hacer una transición de una parte a otra de la lección. Por ejemplo, los análisis en grupos pequeños pueden envolver instantáneamente a los que parecen estar perdiendo el interés y la concentración.
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